Se trata de una miel muy peculiar y con una personalidad marcada que la hace inconfundible.

Esta miel la producimos en las cordilleras más al norte de la península.
La abundancia de estas plantas melíferas como el brezo o el arándano son propias de aprovechamientos apícolas a más de 2000 metros de altura, donde coexisten con el hábitat del oso pardo, un fiel consumidor de este manjar.

De esta joya negra de la montaña destaca principalmente su color oscuro pardo-rojizo casi negro.

Sorprendentemente cuenta con notas amargas claras y persistentes que recuerdan a cafe o a cacao.

Sin embargo posee unas sorprendentes propiedades para la salud.
Es considerada una de las más beneficiosas para el cuerpo por su alto contenido en minerales, gran estimulante del riego sanguíneo, pero sin lugar a dudas una de sus mayores funciones es su conocido uso como desinfectante del sistema urinario.

Si quieres empezar el día con energía, prueba y degusta la combinación que esta miel ofrece con nueces.
Una auténtica exquisitez.